Atada


El roce de la seda contra su piel eriza cada poro. Sus muñecas, atrapadas en un lazo preciso, no sienten presión, sino una caricia envolvente. Los nudos son un secreto entre los dos, diseñados no para aprisionarla, sino para sostenerla en un equilibrio perfecto entre entrega y deseo.













 Las sombras juegan sobre su cuerpo desnudo, recorriendo sus curvas con la complicidad de la luz tenue. Se siente observada, admirada. Cada clic de la cámara es un testigo de su rendición voluntaria, de la belleza contenida en la tensión de los lazos y en la entrega absoluta al momento.

Su respiración se entrecorta cuando él ajusta una de las ataduras, con dedos que conocen cada rincón de su piel. No hay brusquedad, solo intención. En cada imagen, se ve a sí misma floreciendo, atrapada y libre al mismo tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Atada

El roce de la seda contra su piel eriza cada poro. Sus muñecas, atrapadas en un lazo preciso, no sienten presión, sino una caricia envolvent...

Máxima Excitación ...